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26 septiembre, 2016

Artroscopia de cadera para corregir la malformación

Estos días nos hemos reunido un grupo de expertos a nivel nacional en un curso de la Asociación Española de Artroscopia (PNFA: Plan Nacional de Formación en Artroscopia) para enseñar estas técnicas a los más jóvenes que se inician en la artroscopia de cadera.

La patología más frecuente tratada mediante artroscopia de cadera , y de la que ya hemos hablado en otras ocasiones en este blog, es el impingment femoroacetabular  o choque femoroacetabular. La traducción de éstas palabras técnicas consistiría en el “choque” o pinzamiento entre la cabeza del fémur y la otra parte de la articulación de la cadera, el acetábulo o cótilo de la pelvis.

Existen 2 tipos de pinzamiento (CAM y PINCER) y la combinación entre ambos.

El conocido como CAM, es cuando la “malformación” se encuentra en el fémur, concretamente en la cabeza. En el caso del PINCER en cambio, esta se encuentra en el acetábulo. Recientemente se ha descubierto que la forma de la articulación de la cadera pueden llevar a desarrollar una lesión precoz del labrum que provoca su desgaste prematuro. La artroscopia de cadera permite reparar completamente este tipo de lesiones. Todo hace indicar que su reparación alargará en el tiempo la necesidad de colocar en el futuro una prótesis de cadera debido al desgaste.

Esta malformación de la cadera es una anomalía en la morfología ósea de la articulación responsable de limitar el movimiento rotatorio, que acaba generando una artrosis. Esta artrosis es la que llevará al paciente a necesitar la implantación de una prótesis antes de cumplir los 50 años.

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A pesar de que las causas de esta malformación de cadera todavía no están claras, son atribuibles al proceso de consolidación ósea durante el crecimiento. Sin embargo, y como hemos venido mencionando en otros posts, gracias al descubrimiento de su existencia, se han podido implantar procedimientos terapéuticos cada vez menos agresivos.

De esta forma, mediante la artroscopia de cadera, ya no es necesaria la cirugía abierta, es decir no hace falta practicar una incisión (que por pequeña que sea puede medir entre 6 o 7 cm) y, lo que es más importante, no hace falta luxar la cadera.

Mediante artroscopia puede accederse a la articulación afectada y repararla dándole una nueva forma (limando la malformación hasta que los huesos se adaptan de forma correcta). Así pues, con la artroscopia de cadera obtenemos una mínima agresión quirúrgica con todos beneficios postoperatorios que se le suponen (menos sangrado, poco dolor, recuperación más rápida y una probabilidad de infección muchísimo menor).

Post relacionado: Artroscopia de cadera, múltiples beneficios

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