30 mayo, 2019
Afectación de los ganglios linfáticos en cáncer de tiroides ¿Siempre hay que extirparlos?
El cáncer de tiroides es una enfermedad que afecta a un 1-2 % de la población adulta-joven (rango entre 40-60 años) en nuestro medio. Este tipo de tumores se disemina a través de los vasos linfáticos. Por este motivo, y como veremos en esta entrada, las principales guías clínicas recomiendan extirpar y analizar los ganglios linfáticos de la zona, ya sea para confirmar o descartar si también están afectados o como tratamiento. Este tipo de procedimiento puede dejar secuelas importantes en los pacientes. Es por eso que, en nuestro grupo de estudio, hemos desarrollado una técnica que nos permite: identificar antes de la cirugía de tiroides los ganglios linfáticos con mayor probabilidad de estar afectados y confirmar o descartar su afectación durante la misma. De esta forma, solo se procede a extirparlos si y cuando es estrictamente necesario. Veamos en qué consiste…
El cáncer de tiroides, poco frecuente y de bajísima letalidad
Aunque conocemos que el cáncer de tiroides no es muy frecuente, debido a su bajísima letalidad (<1% de los pacientes con un carcinoma diferenciado de tiroides van a fallecer por causa de su patología) obligará a los pacientes a someterse a controles, pruebas diagnósticas y diferentes tratamientos médicos o quirúrgicos durante muchos años. Además, se sabe que >30 % de los individuos enfermos podrán tener recaídas de su cáncer a lo largo de su vida.
Se estima que el cáncer diferenciado de tiroides (CDT) se convertirá en el tercero en número de pacientes afectados en Estados Unidos a partir del año 2019. Esto se producirá por el incremento en su diagnóstico, las mejoras en su tratamiento médico y quirúrgico, así como la poca mortalidad que asocia a lo largo del tiempo.
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Las principales guías recomiendan extirpar los ganglios linfáticos de forma profiláctica
Es ampliamente conocido que este tipo de tumores se disemina, principalmente, a través de los vasos linfáticos. Es por este motivo que, las Guías clínicas más prestigiosas y reconocidas del mundo (Guía Americana del Tiroides – ATA, Guía de la Asociación Española de Cirujanos – AEC, o de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición – SEEN), subrayan que es importante conocer el drenaje linfático del territorio en el que se encuentra dicho tumor. Estas sociedades científicas recomiendan realizar linfadenectomías profilácticas asociadas a la tiroidectomía, para poder conocer con certeza la afectación o no de estos ganglios cervicales. Es decir, extirpar los ganglios linfáticos que rodean el tumor de tiroides para su posterior análisis.
Complicaciones y secuelas de una tiroidectomía total con vaciamiento ganglionar profiláctico
Como está publicado en la literatura médica, el porcentaje de complicaciones y de secuelas de una operación es directamente proporcional a la extensión de la cirugía e inversamente proporcional a la experiencia del equipo quirúrgico. Así pues, incluso en manos expertas, una tiroidectomía total con un vaciamiento ganglionar profiláctico puede provocar diversas complicaciones. Para empezar, se asocia una tasa de hipoparatiroidismo (hipocalcemia) transitorio postquirúrgico de entre un 20 a un 60%. Por otro lado, puede provocar afonía postoperatoria en hasta el 15 % (por lesión transitoria del nervio laríngeo recurrente) de los casos. Ambas cifras se consideran razonables atendiendo a los estándares de calidad reconocidos para este tipo de cánceres.
“Si bien es importante averiguar el grado de afectación de los ganglios linfáticos de nuestros pacientes con cáncer de tiroides, también lo es preservar la funcionalidad de sus estructuras cervicales”
Linfografía: cómo saber cuándo hay que extirpar los ganglios linfáticos y cuándo no hace falta
Nuestro grupo quirúrgico ha investigado con intensidad en este campo y ha buscado la manera de obtener la información pronostica necesaria para planificar un adecuado tratamiento postquirúrgico sin tener que realizar esta intervención tan extensa. La respuesta final ha venido de la mano de la Medicina Nuclear. Hemos diseñado un estudio para poder realizar una linfografía a los pacientes con cáncer diferenciado de tiroides. La linfografía nos permite conocer al detalle las vías de drenaje linfático de cada cáncer antes de ser operado. Una vez en quirófano, ya extirpada la glándula tiroides, somos capaces de identificar los ganglios que tienen más probabilidades de verse invadidos por el cáncer. Gracias a esta identificación, podemos analizarlos y saber en tiempo real si hay que continuar con la operación. Si el ganglio está afectado, deberemos proseguir con la linfadenectomía (que ya no será profiláctica si no curativa). En cambio, si el ganglio está libre de enfermedad, habremos acabado la intervención quirúrgica con una seguridad de >95% de que el tumor no se ha diseminado a los ganglios linfáticos del cuello. Con esto conseguimos una curación de >80% de nuestros pacientes.