25 octubre, 2016
Diabetes de tipo 2, cuestión de estilo de vida
La OMS (Organización Mundial de la Salud) define a la diabetes como una enfermedad crónica caracterizada por la producción insuficiente de insulina por parte del páncreas o por la utilización ineficaz de la misma por parte del organismo. Si la diabetes no se controla, puede desarrollarse hiperglucemia (exceso de azúcar en sangre).
En este post nos centraremos en la diabetes de tipo 2, la más relacionada con la alimentación y el estilo de vida. Esta enfermedad crónica se origina cuando el cuerpo del paciente es incapaz de utilizar la insulina de forma eficaz y afecta a más del 13,8% de la población en nuestro país, aunque la mitad de los casos no han sido aún diagnosticados.
¿Qué hacer para prevenir la aparición de la diabetes?
Llevar un estilo de vida saludable es fundamental para reducir las opciones de sufrir diabetes. No fumar, controlar el peso evitando el sobrepeso u obesidad y realizar una dieta equilibrada y cardiosaludable como la dieta mediterránea son puntos clave para cuidar la salud. También el hecho de mantenerse activo acumulando un total de 30 minutos diarios -ya bien sea caminando, yendo en bici, subiendo y bajando escaleras, etc.- ha demostrado ser efectivo para conseguir una buena salud cardiovascular. De hecho, la pérdida de peso en pacientes con sobrepeso u obesidad es una de las primeras estrategias que se proponen para poder mejorar los parámetros como la presión arterial, el colesterol y, por supuesto, el azúcar en sangre. Se ha demostrado que con una pérdida del 5-7% del peso inicial ya se observan mejorías en estos parámetros reduciendo así el riesgo de sufrir mayores complicaciones.
¿Qué hacer cuando ya hay un diagnóstico de diabetes?
Un nivel elevado de azúcar en sangre de forma constante aumenta el riesgo de sufrir complicaciones en la salud. Principalmente, afecta a los vasos sanguíneos (vasculopatías) y los nervios (neuropatías) y esto se traduce, a la larga, en lesiones que pueden afectar a todo el cuerpo: enfermedad renal crónica, alteraciones importantes de la visión, pie diabético… y la que es la primera causa de muerte, la enfermedad cardiovascular. Además, un gran porcentaje de pacientes con diabetes tipo 2 presentan exceso de peso así como otras comorbilidades –colesterol alto, presión arterial alta, etc.- y todas ellas influyen de manera negativa en la salud global y, más concretamente, en la salud cardiovascular. Por esta suma de factores, el diabético debe mejorar su estilo de vida y evitar así las complicaciones que puedan llegar a aparecer.
Las características de una dieta para un paciente diabético son:
– Aporte energético ajustado a necesidades: con una reducción moderada de Calorías si el paciente precisa perder peso.
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– Cantidad suficiente de féculas: muchos pacientes diagnosticados de diabetes creen que deben eliminar por completo la pasta, el arroz, la patata, el pan, etc. porque aumentan el azúcar en sangre y es perjudicial para ellos. Este es un error muy común que los nutricionistas corregimos siempre ya que las féculas forman parte de una alimentación equilibrada. Deben estar presentes pero en cantidades adecuadas, acorde con el gasto energético diario de la persona y fraccionados durante el día para mantener estable la glucemia, evitando picos de azúcar.
– Con más productos integrales que refinados: los integrales son más nutritivos porque contienen los minerales, vitaminas y la fibra que se encuentra en la cáscara de los cereales. Éstos favorecen el control de la glucemia, el azúcar en sangre, porque hacen que aumente de manera progresiva y no de forma brusca.
– Rica en verdura y fruta: ambos aportan fibra, agua, vitaminas, antioxidantes… La fruta además aporta azúcares simples pero no por ello debe eliminarse de la dieta, de hecho, se aconseja comer hasta tres raciones al día. Eso sí, es importante conocer cuáles son las que tienen mayor contenido en azúcar para moderar su consumo.
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– Con bajo aporte de grasas saturadas: es importante limitar los embutidos grasos, carnes grasas, lácteos enteros, fritos, platos precocinados, bollería y demás porque aumentan el colesterol en sangre. Mejor comprar carnes y embutidos magros, lácteos desnatados y preferir cocciones que no aporten grasa en exceso (horno, plancha, brasa, vapor, estofado, etc.).
– Con alto aporte de grasas insaturadas: el aceite de oliva, los frutos secos, el pescado azul, las semillas, el aguacate,… todos presentan la misma característica y es que aportan grasas insaturadas, buenas para el corazón, y eso beneficia los niveles de colesterol así como la resistencia a la insulina.
– Sustitución del azúcar por edulcorantes acalóricos: la stevia, la sacarina y el aspartamo entre otros no influyen en el aumento de azúcar en sangre, cosa que sí hacen el azúcar, la miel, la melaza, etc. y por ello no es aconsejable consumirlos. La fructosa, un azúcar natural que se utiliza comúnmente para endulzar productos para diabéticos ha demostrado no aumentar tanto la glucemia como la sacarosa -azúcar de mesa- pero empeora el perfil lipídico en sangre: aumenta el colesterol LDL -o malo- y los triglicéridos, por lo que se aconseja evitarlo.
– Agua como mejor elección de bebida: Los refrescos y los zumos no son buenas opciones para hidratar. En un zumo, el aporte de fibra es bajo o inexistente y el de azúcar es elevado por lo que es más aconsejable comer la pieza que beber su zumo. Los refrescos, aunque sean sin azúcar no deben aparecer más de un par de veces a la semana por su composición química y deben evitarse las bebidas alcohólicas de alta graduación.
La suma de diversos factores modifica la salud y muchos de ellos están relacionados con nuestro estilo de vida. Es por esta razón que debemos escoger aquellos hábitos que a largo plazo favorezcan la salud y, en esto, el paciente con diabetes no es una excepción. Una alimentación saludable, una actividad física diaria, no fumar y descansar adecuadamente nos favorece a todos.
Un perfecto artículo y bastante recomendable.
Saludos
me ha servido de mucho esta pagina.gracias
¡Hola Bárbara! Muchas gracias por compartir este post. Desde luego que si hay un tipo de diabetes en la que la prevención es importante es en la diabetes tipo II. La aparición de este tipo de diabtes puede prevenirse en parte llevando un estilo de vida saludable y unos buenos hábitos alimenticios, deportivos y del cuidado de la salud en general