3 octubre, 2017
Alimentación y enfermedad renal crónica
La insuficiencia o enfermedad renal crónica (ERC) es una alteración irreversible de la función renal y la sufren más de cuatro millones de españoles, cifra que no deja de aumentar con los años. Al ser una enfermedad crónica, una vez realizado este diagnóstico es aconsejable revisar su estilo de vida para poder ralentizar el proceso y evitar posibles complicaciones. Por este motivo, en el post de hoy, ofrezco algunos consejos de alimentación para personas que sufren de enfermedad renal crónica.
¿Cómo influye la alimentación en la Enfermedad Renal Crónica?
Un estilo de vida poco saludable puede influir directamente en la función de los riñones, así como en la de otros órganos. La hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol elevado y el sobrepeso u obesidad son aspectos de la salud, generalmente presentes cuando existen hábitos de vida poco saludables, que influyen en los riñones y que pueden conseguir que se desarrolle esta enfermedad. Los cambios hacia una alimentación más saludable no curarán la enfermedad, pero, como hemos dicho, pueden ayudar a atrasar la progresión de ésta y evitar la aparición de síntomas indeseables: náuseas, falta de apetito, cambios de sabor, pérdida involuntaria de peso y de masa muscular, etc.
“Los cambios hacia una dieta saludable no curarán la enfermedad renal, pero ayudarán a atrasar su progresión y evitarán la aparición de síntomas indeseables”
¿Qué alimentación es la más adecuada para prevenir la Enfermedad Renal Crónica?
Siempre es aconsejable seguir una dieta saludable y equilibrada. Un ejemplo claro es la dieta mediterránea, rica en verduras y hortalizas, frutas, legumbres, cereales integrales y grasas insaturadas como las del aceite de oliva, pescado azul y frutos secos. Lo bueno de esta pauta alimentaria es que resulta beneficiosa para prácticamente todas las alteraciones de salud.
Se pueden tener en cuenta aspectos más específicos para ciertas patologías:
- En caso de padecer presión arterial alta, es importante controlar el consumo de sal y, en especial, los alimentos que la contienen en gran cantidad, como embutidos, salazones, aperitivos, enlatados, etc.
- En el caso de la diabetes, hay que conseguir valores de azúcar en sangre adecuados y estables para evitar las diversas complicaciones que presenta esta enfermedad, secundarias a daños en nervios y vasos sanguíneos, que pueden afectar a múltiples órganos (ojos, riñones, estómago, etc.).
- En casos de sobrepeso, es evidente que el exceso de peso no favorece a nuestro organismo. Por este motivo, es recomendable perder peso de manera progresiva y regular, con la ayuda de un profesional si es preciso. Las dietas muy estrictas y que prometen resultados milagrosos suelen ser muy desequilibradas y pueden llegar a perjudicar la salud. Por este motivo, siempre es mejor acudir a un profesional que a la dieta de moda.
- Si el problema es el colesterol alto, las grasas saturadas presentes en embutidos, carnes grasas, salsas a base de nata, mantequilla, etc. no mejorarán los valores; por el contrario, las grasas insaturadas del aceite de oliva, frutos secos, aguacate, pescado azul… sí lo harán, así como asegurar un aporte adecuado de fibra en la dieta, con fruta, hortalizas, productos integrales, etc.
¿Cuál es la alimentación indicada para pacientes con Enfermedad Renal Crónica?
Si ya existe un diagnóstico de ERC, la alimentación deberá ser más o menos estricta en ciertos aspectos, según el estadío en el que se encuentre la enfermedad. Para empezar, se aconseja reducir el consumo de sal. Esto es debido a que un alto porcentaje de pacientes presenta hipertensión y también porque el exceso de sal en la dieta favorece la pérdida de proteínas por orina. Hay que recordar que tomamos casi el doble de la sal recomendada: de 5-6g aconsejados al día ¡solemos rondar los 10g!
Si la ERC está en las primeras fases, a esta recomendación de dieta baja en sal se suma el plantear una dieta saludable, como la que hemos mencionado anteriormente –dieta mediterránea o similar–.
Si la ERC está muy evolucionada, además se aconseja realizar un control de la cantidad de proteínas totales que se consumen, ya que éstas también pueden acelerar la progresión de la insuficiencia renal. Para ello, siempre es preferible acudir a un especialista, un nutricionista colegiado que calcule el aporte de energía, proteínas y otros nutrientes que el paciente necesita sin realizar restricciones innecesarias, que personalice el plan –en caso de que deba tener otros factores dietéticos en cuenta– y, sobre todo, que facilite su día a día.
Próximamente, dedicaré un post específico a la alimentación que se debe llevar una vez la ERC ha alcanzado el estadío 5 y precisa de un tratamiento sustitutivo: la diálisis.