La primera de ellas es que duerme poco y, a pesar de eso, no parece estar cansado, todo lo contrario, está muy vital. El segundo aspecto que les llama la atención es que, a diferencia de como es él habitualmente, ahora parece haberse olvidado de que muchas cosas tienen riesgos o peligros, de tal forma que todo aquello que le viene a la cabeza lo hace o lo dice, sin ningún miramiento; parece como si no se de cuenta que sus conductas pueden molestar o le pueden acarrear consecuencias negativas. Podríamos decir que su nivel de autoconfianza es ahora tan elevado que ha perdido el juicio de la realidad. La tercera cosa que relata la familia es que ha empezado a hacer cosas y a interesarse por aspectos que habitualmente o no le interesaban especialmente o eran una simple afición puntual; ponen como ejemplo que ahora está dedicando mucho tiempo a organizar reuniones y reuniones con amigos y a un taller de pintura y, a cambio, ha descuidado el negocio que regenta. Por último me comentan que no para de hablar y de hacer cosas durante todo el día, pero que la mayoría de ellas las empieza pero no las acaba; antes de acabar una ya se le ha ocurrido otra cosa.