Insiste en que no es que no le interesen las cosas sino que, aunque algo le interese mucho, no puede mantener la atención demasiados minutos (de hecho ni segundos). También refiere que no cree que se despiste con facilidad porque haya otras cosas que le preocupan, sino que esto le sucede incluso estando muy a gusto y sin preocuapciones. Narra que este hecho le ocasiona un bajo rendimiento cuando intenta aprender algo, cuando está en el trabajo o cuando intenta ver una película. También le preocupa que aunque esté interesado por una conversación, no consigue concentrarse en ella y muchas veces la gente se enfada con él, por pensar que "pasa" de ellos. Un último ejemplo que expone sobre las repercusiones de ese problema atencional es lo que le sucede cuando juega al póker "con sus amigos de toda la vida": "mira que me quieren, pero nadie desea formar pareja conmigo, ¡se lo echan a suertes! y es que aunque quiero, me cuesta mucho seguir las jugadas, siempre pierdo"; "me pasaba lo mismo cuando de más joven jugaba a fútbol, no había manera de fijarme a tope en la pelota, los demás eran siempre más rápidos y ¡mira que me gustaba jugar a fútbol!".