La Articulación Témporo-Mandibular (ATM) es una articulación cuya patología ha sido poco valorada durante mucho tiempo. En la actualidad se reconoce cada vez más la importancia que tienen los desordenes de esta articulación en la vida cotidiana de la población. Al prestar mayor atención a estos problemas, se ha puesto en evidencia la alta frecuencia con que se presentan así como ha hecho que se conozca mejor la patología y el tratamiento. Sigue siendo una patología que en muchos casos no es diagnosticada, ya sea por desconocimiento de la misma, o bien, porque se expresa como dolor referido a otras zonas como el oído, cuello, mandíbula, cabeza o columna cervical y cintura escapular.

Definición

Se denomina disfunción témporo-mandibular ó cráneo-mandibular (DCM) a diferentes problemas clínicos que afectan a:

  • Musculatura masticatoria
  • Articulación témporo-mandibular
  • Estructuras asociadas

Como todas las articulaciones presenta patología traumática, funcional, inflamatoria, degenerativa, hereditaria y del desarrollo. La patología funcional está íntimamente relacionada con los músculos de la masticación y con los dientes.

El apretamiento de dientes, diurno y nocturno (BRUXISMO), relacionado con el estrés, determinados hábitos nocivos como morderse las uñas, mejillas, morder objetos, masticar chicle,… (PARAFUNCIONES), la hiperlaxitud ó hipermovilidad articular y las maloclusiones severas, son factores que influyen en la patología de esta articulación.

La patología intraarticular más frecuente es la alteración de la movilidad y de la posición del menisco ó disco. Las enfermedades que afectan a las articulaciones también pueden tener su reflejo en la ATM. El síntoma más frecuente de patología de la ATM es el dolor localizado en la articulación y/o en los músculos masticatorios.

También son frecuentes la limitación de la apertura y/o demás movimientos de la boca, así como los ruidos en la articulación.Se pueden presentar también molestias en otras zonas, como en el oído y la mandíbula, así como dolor de cabeza y dolores referidos a espalda y cuello (cervicales).

Diagnóstico

Los signos y síntomas que nos pueden orientar o hacer sospechar que padecemos una DCM, son los siguientes:

  • Dificultad y/ o dolor al abrir la boca (bostezo,…).
  • Mandíbula bloqueada fija o fuera de su sitio.
  • Dificultad y/o dolor al masticar y al hablar.
  • Ruidos o chasquidos al abrir, cerrar o masticar.
  • Rigidez o tirantez y cansancio en los maxilares.
  • Dolor de oídos o alrededor de ellos, o en las sienes.
  • Frecuencia de cefaleas, dolor de cuello o de dientes.
  • Cambios en la mordida. Dientes sensibles y desgastados.
  • Dolores crónicos, sin fundamento, en cervicales y espalda.

Tratamiento

  • Farmacológico (AINES, relajantes musculares, etc)
  • Rehabilitación (Electroterapia, manipulación, educación de hábitos y dietas, ejercicios, corrección postural,…)
  • Oclusales (Férulas, prótesis, ortodoncia,…)
  • Artrocentesis (Lavado, infiltraciones,…)
  • Artroscopia diagnostica y cirugía artroscópica (biopsia, liberación bridas, extracción c. libres, recolocación meniscal, etc)
  • Cirugía ortognática y técnicas de cirugía convencional
  • Psicología/Psiquiatría (Tratamiento del estrés y del hábito apretador de dientes)

Muchas veces la sintomatología DCM remite o se acentúa, debido a que son procesos que varían según las circunstancias del individuo: estrés. La mayor parte de la población puede presentar chasquidos en sus ATMs que permanecerán estables o que disminuirán con educación de hábitos y dietas, control del estrés y, si es preciso, con la ayuda de una férula. La férula oclusal, también será útil en patologías inflamatorias y degenerativas para reducir las tensiones articulares así como en los postoperatorios de la cirugía artroscópica.

La cirugía artroscópica nos permite solucionar cuadros clínicos en que el tratamiento conservador es insuficiente, con cirugía mínimamente invasiva. La artroscopia tiene también un papel diagnóstico. La respuesta al tratamiento es mejor cuanto menos evolucionada está la patología. Además de tratar la sintomatología, es preciso controlar los factores predisponentes y el control del estrés para conseguir buenos resultados.